jueves, 26 de enero de 2012

Los devotos de Romney


Una reflexión sobre el credo mormón, al que pertenece el aspirante a la presidencia estadounidense Mitt Romney.
Fuente:  Diario vasco.com
Autora: Mercedes Gallego
Decía Jorge Luis Borges que la teología era la perfección de la literatura fantástica. Con su agnosticismo natural, el escritor argentino se acercaba a todas las religiones fascinado por los relatos mitológicos que desafían los límites de la imaginación, mientras que el resto de los mortales solo aplica los filtros racionales a las religiones ajenas. ¿Son más secta los Mormones, los Testigos de Jehová o los Adventistas del Septimo Día? Para quienes no ven más allá del catolicismo, todos son igual de herejes.
En eso coincidirían con otro ateo, el humorista de la televisión estadounidense Bill Maher, para quien todas las religiones son raras, «pero cuando la gente conozca el mormonismo se dará cuenta de que es la más rara de todas». «Esta religión es tan ridícula que (el actor) Tom Cruise no se sumaría, aunque (el presentador de extrema derecha) Glenn Beck sí lo hizo», se burló.
Maher cree que el mormonismo llega a un nivel que «insulta la inteligencia». La columnista de 'The New York Times' Maureen Dowd lo resumía así: «Ropa interior mágica. Bautizo de los muertos. Matrimonios celestiales. Planetas privados. Racismo. Poligamia».
En el catolicismo encontramos a hombres convertidos en estatuas de sal, muertos resucitados y profetas en el vientre de una ballena. Para qué hablar de las cuarenta vírgenes que esperan a los mártires del islam. Si Dios pudo dar a Moisés los diez mandamientos en tablas de piedra, ¿por qué no pudo recibir Joseph Smith el Libro de los Mormones en placas de oro por indicaciones del ángel Moroni? La revelación divina con la que convenció a sus seguidores de que el «matrimonio plural» les convertiría en dioses con derecho a planetas privados no es menos conveniente que la de la mujer virgen fecundada por Dios. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos Días, que es el nombre oficial de los discípulos de Smith, renunció a la poligamia en 1890, pero a sus seguidores les gusta recordar que Abraham tenía varias 'concubinas'.
El cristianismo tiene a su favor siglos de historia que han convertido estos relatos en dogmas de fe incuestionables y monarcas poderosos que los impusieron a sangre y fuego, pero la religión que Joseph Smith acuñó en 1830 es todavía demasiado joven como para que el mundo se la tome en serio. De las grandes fes, debe ser la más ridiculizada en EE UU y ciertamente la única que ha sido perseguida y sometida a extinción por decreto. Sus seguidores fueron expulsados de varios estados y cruzaron toda la Unión en un penoso éxodo hasta fundar su propia ciudad en el lugar más inhóspito que encontraron, hoy Salt Lake City (Utah), entonces México. El propio Smith fue asesinado a tiros por la turba en una cárcel de Illinois.
A poco que se insista, la mayor parte de quienes niegan rotundamente sentirse incómodos con la religión del candidato republicano Mitt Romney acaban confesando que buscan a «un buen cristiano» para presidente, como nadie reconoce que el color de Barack Obama tiña la opinión que se tiene de él. Con todo, el 28% de los estadounidenses considera el mormonismo una secta y el porcentaje sube al 31% entre los republicanos, lo que explica que Romney esté tardando tanto en consolidar la nominación del partido conservador. Si la consigue, habrá llegado más lejos que su propio profeta, que también quiso ser presidente.
Aunque los mormones vean a Jesucristo como su redentor y se consideren cristianos, el resto de la cristiandad se niega a reconocerlos mientras no crean en la Santísima Trinidad. Los mormones añaden su propio capítulo a la Biblia, convencidos de que el cristianismo se corrompió en manos de monarcas y políticos, pero el pecado que menos se le perdona a Smith es haber visto al Padre y al hijo encarnados en dos cuerpos diferentes. Ocurrió en el bosque, cuando fue a rezar en busca de una respuesta a la pregunta que le atormentaba en esos tiempos de proliferación religiosa. «¿Cuál es la verdadera Iglesia?», inquirió. «Ninguna», le dijo el Señor.
Donan el 10% del sueldo
Sería la primera de muchas revelaciones con las que Smith puso a Estados Unidos en el mapa bíblico. Su arboleda de Palmyra (New York) es para los mormones tan sagrada como el Monte Sinaí donde Dios se le apareció a Moisés, pero Smith fue más allá al situar el paraíso de Adam y Eva en Missouri y convertir a los indios americanos en descendientes de una tribu israelí que llegó a América antes de Jesucristo. A ellos se les apareció el hijo de Dios después de resucitar.
Con su dedicación misionera, las donaciones del 10% de sus ingresos a la Iglesia y la promesa de 'obediencia perfecta', los seguidores de Smith han expandido su religión a más de 14 millones de personas por todo el mundo. Cada tres años añaden un millón de fieles, lo que la convierte en una de las religiones que más rápido crece en Estados Unidos, donde representa al 2% de la población, similar a los judíos. Pero mientras estos disminuyen, los mormones aumentan en número, visibilidad y finanzas (30.000 millones de dólares, según 'Newsweek', con ingresos anuales de 6.000 millones).
En junio aparecieron en Times Square los primeros carteles de la campaña 'Soy un mormón' en la que fieles reales rompen los estereotipos que se tienen de ellos, como tantos han hecho silenciosamente en la vida pública. Ronald Reagan fue el presidente que más mormones incluyó en su gobierno. El actual líder del Senado, Harry Reid, se convirtió al mormonismo en la universidad. Dos de los nueve candidatos presidenciales que empezaron la eliminatoria republicana de estas elecciones son mormones (Romney y Jon Huntsman). Robert Redford estuvo casado con una mormona de Utah (Lola Van Wagenen), como Groucho Marx, Rodolfo Valentino y Howard Hughes.
A esa lista hay que añadir algunas caras contemporáneas de la televisión como Glen Larsen, creador de las series 'Magnum' y 'El coche fantástico', el presentador de CNN Larry King y la seductora rubia de 'Anatomía de Grey', Katherine Heigl.
Con la llegada de Romney a la política nacional los mormones se saben de nuevo bajo la lupa, como les ocurriese en 2002 durante las Olimpiadas de Invierno de Salt Lake City. Lo que lamenta Michael Otterson, jefe de relaciones públicas de esa iglesia, es que «demasiados periodistas se acercan con ideas falsas profundamente inculcadas», escribió. «Prefieren definirnos a través de estereotipos simplistas en lugar de buscar un mayor entendimiento de la fe que comparten millones de personas».
Una fe que Zoe DeTore, licenciada en religión, considera «la más abierta de las religiones occidentales». Esta exmormona de 41 años se alejó de ellos a los 21, cuando descubrió su rechazo hacia los homosexuales. Después de casi diez años en Asiam Zoe se siente más cercana al budismo, pero valora lo que esta iglesia hizo por ella y su familia. «Mi madre se hizo mormona cuando se divorció porque la Iglesia católica la repudiaba», explica. «Cinco hijos después, de cuatro hombres diferentes, la siguen recibiendo con los brazos abiertos, la cuidan y hasta le pagan la cuenta del supermercado si lo necesita».
Jim Roberson, expresidente de su junta, recuerda que «todos somos hijos de Dios. Si haces algo que a tus padres no les gusta, ¿crees que dejarían de quererte por ello?». Las familias son para toda la vida, pero en el caso de los mormones son para la eternidad. Por eso se empeñan con dedicación a la controvertida práctica de bautizar de forma póstuma a sus antepasados. Robertson tiene un tío en Illinois que dice haber reconstruido seis líneas ancestrales hasta la Biblia. Suena exagerado, pero a esta iglesia se le reconoce la mayor base genealógica del mundo y la empresa que lo hace posible, Ancestry.com, fue fundada en Utah por mormones. En ella se volcó recientemente la información de todos los soldados muertos en todas las guerras de EE UU, y el público contribuye a diario cuando introduce sus datos en busca del árbol genealógico. Sin saberlo satisfacen la obsesión mormona que les ha llevado a usurpar 'pos morten' la identidad de los judíos exterminados en campos de concentración para convertirlos a su fe, así como a todos los presidentes fallecidos de EE UU. «Cuando mueras alguno de nosotros te bautizará para que entres al reino de los cielos», promete Robertson.

2 comentarios:

  1. En lo que a mi concierne, las maniobras alucinadas post-mortem que algunos quieran hacer relativas a mi alma NO tienen mucha prioridad, en cambio si la tienen los que pretenden influir en ESTA UNICA VIDA TERRENAL QUE TENEMOS

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  2. Recomiendo el humorístico recuento de la historia mormona de Julia Sweeney en su "letting go of God". Lo borda

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